La importancia de las mascarillas faciales
Hemos escuchado hasta la saciedad que la crema hidratante es indispensable para lucir una piel sana y nutrida. Y también sabemos de sobra que una dieta rica en frutas y verduras, junto con un buen descanso, nos hará estar más perfectas que nunca. Pero si crees que con esto es suficiente, estás muy equivocada. Aún te falta un 'tip' esencial que mantendrá a raya los signos de envejecimiento y permitirá que los poros de tu rostro se liberen de las sustancias negativas: la mascarilla facial. ¿Quieres saber por qué debes utilizarla? ¡Toma nota!
Para sanar la piel sensible
¿Tu piel es sensible y se irrita con facilidad? ¿Cada vez que te miras al espejo tu rostro está lleno de espinillas, granitos y otras impurezas? Atenta, porque en las mascarillas faciales puede estar tu solución, especialmente en los meses más fríos del año, cuando la piel se seca y se irrita con mayor facilidad. Si este es tu caso, apuesta siempre por una mascarilla que contenga abundante agua mineralizante que le devuelva a la piel su frescura de forma inmediata.
Para mantener tu piel joven
La edad no pasa en balde para nadie. Pequeñas arrugas en la frente, patas de gallo o líneas de expresión en la comisura de los labios comienzan a hacerse evidentes a partir de los 30 años, cuando los niveles naturales de colágeno y de ácido hialurónico de los tejidos comienzan a disminuir. Pero, tranquila, que no cunda el pánico. Aunque somos conscientes de lo difícil que es luchar contra el paso del tiempo, también sabemos que en nuestras manos está la posibilidad de retrasar sus efectos lo máximo posible. Y, sí, como habrás adivinado, la mascarilla facial se presenta como una de tus grandes aliadas. Renueva y fortalece el colágeno y la elastina de la piel, además de hidratarla y aportarle las vitaminas suficientes para nutrirla.
Para ayudar a oxigenar la piel
Seguro que has escuchado más de una vez que la contaminación afecta gravemente a la piel: reduce las cantidades de vitamina E y C, disminuye el aporte de oxigeno a los tejidos, lo que se traduce en un rostro apagado, y favorece la aparición de las arrugas y de la flacidez. Es por eso que todo cuidado de la piel es poco, especialmente si vives en una ciudad grande. La leche limpiadora, el tónico y la crema hidratante deberán ser tus imprescindibles diariamente. Eso sí, tampoco te olvides de la mascarilla facial, al menos, una vez a la semana o una vez cada diez días. No solo proporcionará a tu piel ese oxigeno que tanto necesita para recuperar su vitalidad, sino que, además, lucirás un rostro limpio y sin rastro de impurezas.
Si tienes la piel sensible, la mascarilla facial te aportará los nutrientes que necesitas para lucir un rostro a prueba de agentes externos.
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